sábado, 20 de julio de 2013

Campaña en los Baldíos (I)

Campaña en los Baldíos, Día 1.


Tras el incremento de la cantidad de ataques y la crueldad probablemente por parte de los Kor'kron a todo tipo de transporte que considerasen "ajeno a la verdadera Horda" los rebeldes Lanza Negra decidieron hacer su movimiento informando a la Guardia Gris conscientes de la fiabilidad y efectividad del grupo en este tipo de tareas. Un ataque directo a los evidentes culpables alertaría a los leales a Garrosh y no podrían contra su furia - y menos aún la del Jefe de Guerra - en estos momentos. Obviamente no eran la única amenaza ya que los jabaespines, centauros y otras criaturas agresivas siempre habían tratado de asaltar los transportes que podrían suponerles una amenaza o una fuente de alimentos.

Fue la propia Kalishta, General del grupo de mercenarios quien solventó el dilema con una sencillez que dejó a más de uno boquiabierto. No era necesario ningún ataque directo por el momento si no que el primer paso sería descubrir el verdadero culpable - si es que se trataba de otros - y posteriormente encontrar el motivo de ese perjudicial aunque predecible cambio en su modo de actuar, si es que se trataba de ellos. Hasta entonces hablar de contraataques solo serviría para desviar la atención de otros puntos importantes inútilmente además de los riesgos más que evidentes. No obstante dada la urgencia y el poco tiempo de recuperación del personal del que disponía solicitó que se avisara a otros también para proporcionarles un pequeño grupo lo suficientemente fuerte como para repeler un ataque si fuese necesario.


Mientras esperaban, Shairen que acababa de llegar de Lunargenta, se adelantó para estudiar las rutas alternativas e investigarlas puesto que también eran objetivo de los ataques. Pocos días más tarde el resto de enviados de los rebeldes se presentó en el campamento. El variopinto grupo estaba formado por una una elfa de sangre llamada Darnai y Miztral, su sirvienta goblin que ceceaba; otra elfa de sangre Bruja y un Caballero de la Muerte llamado Beazel. Lémgedith se ocuparía de llevarles tanto a ellos como al resto de la Guardia Gris al punto de encuentro con Shairen quien les pondría al corriente. Kalishta por el momento ocuparía su posición en la retaguardia.

Shairen quedó sorprendida en cuanto vio al grupo y más aún cuando reconoció a uno de ellos de Lunargenta al que no se esperaba ver ahí. Eso la puso algo nerviosa pero Lémgedith logró tranquilizarla con un sólo gesto disimulado. Mientras se ponían al corriente, una sin'dorei pícara se les unió y tras verificar el plan se pusieron en marcha para socorrer una caravana que estaba siendo atacada por jabaespines aunque era evidente que no cayó por mano de los mismos.

Los jabaespines aunque tenaces no tardaron en caer y los restantes se empezaban a plantear si la incursión seguía siendo buena idea. Aprobechando el respiro los orcos supervivientes heridos de la caravana informaron al grupo de que por alguna razón los Kor'kron que les atacaron dejaron una carretilla prácticamente intacta y la enviaron a por refuerzos. Después de repartir las tareas y priorizar objetivos los recién llegados que no se quedaron para ayudar en la defensa de la caravana fueron siguiendo el rastro de la carretilla aunque como era de esperar no llegó a su destino. Había sido destruída y arrastrada hasta territorio de jabaespines, quienes se ocuparon del resto. Sin embargo no había rastro alguno del conductor pero sí encontraron los restos de la petición de auxilio y unas ordenes que seguramente pertenecían a algún Kor'kron despistado en las que se explicaba al menos parte del plan, por lo que tras pararse a pensar unos instantes y descartar posibilidades llegaron a la conclusión de que el conductor se hallaba en una de las minas donde los leales al Jefe de Guerra extraían rocas de forma contínua. Perfecto, tenían el lugar y sabían quien estaba detrás pero eso suponía un problema básicamente porque tendrían que infiltrarse de algún modo. Shairen conocía el terreno y parecía la indicada dada su experiencia y las incursiones previas sin embargo el Caballero de la Muerte Beazel resultó ser una baza mejor puesto que no le conocían, podría hacerse pasar por leal a Garrosh y parecía capaz de enfrentarse a los peligros que surgieran... además de tener un plan descabellado que no quiso decir hasta que no fuese necesario.

Beazel encontró el cadáver del conductor desaparecido en un estado lamentable por las innumerables y crueles torturas tras un segundo vistazo reconoció similitudes con unas técnicas de ayuda a la sinceridad involuntaria conocidas por muy poca gente y él sabía donde encontrar al creador de esa obra. Ahora era el momento de llevar a cabo su plan maestro así que ocultó unos artefactos similares a las bombas de maná pero modificadas para utilizar como fuente detonante la energía de la naturaleza usada por los chamanes. Sin dudar ni pararse a continuar haciéndose pasar por alguien leal al Jefe de Guerra salió tan rápido como pudo hasta reencontrarse con el grupo y advertirles del pequeño incidente que iba a ocurrir. Tras la alarma generada en el grupo corrieron hacia El Cruce, donde estarían a salvo y libres de sospecha temporalmente. Ahora debían centrarse en seguir la pista dejada en el cadáver del conductor en las Cuevas de los Lamentos.